Capítulo 284
Los ojos de Aino se iluminaron. “Apestoso… ¿me comprarás regalos?”.
“¡Lo haré!”, dijo Sebastian con seriedad.
Él rara vez se relacionaba con niños, así que el tono de su voz era tan severo como cuando hablaba con sus subordinados en la empresa.
Aino no podía creerlo. “¿Estás diciendo la verdad?”.
“¡Siempre digo la verdad!”, dijo Sebastian.
¡Todavía lo llamaba ‘apestoso’! ¡¿Cómo era apestoso?! Él se dio la vuelta y entró a la habitación, dejando a Sabrina y Aino de pie afuera. Aino miró a Sabrina mientras parpadeaba repetidamente. “Madre, ¿debería dejar de ofender al Vagabundo Apestoso?”.
Sabrina contuvo la risa. Se arrodilló y susurró al oído de su hija: “Aino, cuando quieras regalos y él pueda dártelos, no lo llames Vagabundo Apestoso. Al menos, no lo hagas delante de él. ¿Entendido?”.
Aino estaba muy contenta. En realidad, no quería llamar a Sebastian Vagabundo Apestoso ese día, la única razón por la que lo hizo fue para que su madre la escuchara, ya que no quería que ésta se
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