Capítulo 58
Los enfermeros asintieron, justo cuando iban a buscar lo necesario, un hombre apareció frente a ellas. Su mirada pasó por encima de los presentes y se fijó directamente en Belén.
—Belén, ¿cómo estás aquí? —Carlos miró a la Belén que tenía delante, incrédulo.
La chica había cambiado su anterior inocencia por un maquillaje delicado, y su cabello largo y liso se había transformado en rizos ondulados, emitiendo un encanto diferente.
Qué ironía, siempre encuentras a la persona que menos deseas ver.
Ella se levantó, miró a Carlos con indiferencia y dijo: —¿Qué importancia tiene dónde esté para ti?
Carlos frunció el ceño, parecía querer decir algo, pero al ver tanta gente alrededor, se tragó sus palabras y tomó el brazo de Belén. —Belén, tengo algo que decirte, ven conmigo un momento.
Belén quería rechazarlo, pero Carlos era demasiado fuerte y no pudo liberarse. Además, estaban en un hospital y no quería causar un escándalo.
Así que dejó que Carlos la llevara a una habitación.
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