Capítulo 42
Belén soltó una risa sin piedad, sus cejas y ojos se iluminaron con una sonrisa, viéndose especialmente deslumbrante.
—Carlos, eres increíblemente arrogante —dijo Belén, mirándolo con desprecio, sus ojos claros llenos de burla—. ¿O es que piensas que soy alguien que trama cosas así?
—Yo...Yo no quise decir eso, Belén... Yo... —Carlos, que rara vez tartamudeaba, intentó explicar algo, pero las palabras se le trabaron en la lengua.
Oscar no le dio oportunidad, tomó la mano de Belén y, con una expresión de falsa aflicción, comentó: —Belén es la más bondadosa, pero esta vez no puedes ser indulgente, o me pondré celoso.
Al ver a Oscar hacer esa expresión con su rostro apuesto, Belén casi se echa a reír. Contuvo la risa y dijo en voz baja: —No me dedico a recoger basura, no te preocupes.
Las palabras de Belén hicieron que el rostro de Carlos se oscureciera por completo. Al ver a la pareja coqueteando frente a él, sintió cómo la ira le subía al pecho, deseando destrozar a ambos.
—¡Belén! ¿Es
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