Capítulo 33
Al ver la fotografía de los dos juntos, Ana esbozó una sonrisa maliciosa.
Había sido humillada por Belén, convirtiéndose en el hazmerreír de todos, pero planeaba que al día siguiente Belén cayera completamente en desgracia.
Con este pensamiento, Ana exhaló un suspiro de alivio, disipando al instante el desánimo que había sentido durante la boda.
Observó al conductor con un ánimo mejorado y le instruyó alegremente: —Regresemos a casa.
Belén llegó a su hogar donde Doña Carmen ya se había retirado a descansar, así que subió a cambiarse y a acostarse.
Mientras Belén dormía confusamente, sintió como si algo se moviera en su rostro, lo que la despertó. Entreabrió ligeramente los ojos y vio un atractivo rostro frente a ella.
Era Oscar.
—¿Qué ocurre? —Murmuró Belén, todavía adormilada.
—Ya es noche, la cena sigue caliente abajo y la abuela está preocupada por tu salud, me envió a verificar cómo estabas —la voz de Oscar sonó particularmente ronca, quizás debido a la tenue iluminación de la habi
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