Capítulo 100

—Vámonos, este lugar está sucio y no me gusta —dijo Belén. —Está bien —respondió Oscar asintiendo, extendiendo la mano para ayudar a Belén a levantarse, y ambos se alejaron del lugar. Al caminar un poco más lejos, una sonrisa fugaz apareció en los oscuros ojos de Oscar, y con una sonrisa en los labios, comentó: —Nunca me había dado cuenta de que mi Señora López era tan formidable. Belén apretó los labios. Nunca había sido alguien que permitiera que la pisotearan. Su actitud sumisa en la familia Gutiérrez era solo porque necesitaba algo de ellos por el asunto de su abuelo. —¿Te arrepientes ahora? —preguntó Belén en voz baja. —No hay nada de qué arrepentirse. Como la matriarca de la familia López, necesitas esa presencia para imponer respeto —dijo Oscar mientras caminaban hacia el vestíbulo principal. Por alguna razón, cuando Oscar mencionó que ella era la "matriarca de la familia López", el corazón de Belén comenzó a latir un poco más rápido. Viendo que Oscar no tenía intención de irse,