Capítulo 49
Sentía rabia, pero también risa.
Sin embargo, pensándolo bien, aunque este viaje fuera por un nuevo trabajo, en realidad también era una forma de despejarse un poco tras un tormentoso el divorcio. Era bastante interesante; no se sentía menos enriquecedor que haber ido sola a Islandia a experimentar la soledad en completa libertad.
Entre todo el bullicio y ajetreo del trabajo, no le quedaba tiempo para pensar en Altoviento.
Tampoco sabía cómo estarían las cosas por allá ahora.
...
Al mismo tiempo,
en Altoviento.
Rosa había citado a Cipriano en su despacho jurídico.
La noche fuera de la oficina era muy oscura. Ese día había llovido sin parar en Altoviento, la temperatura había bajado con brusquedad, las nubes cubrían el cielo densamente, y toda la ciudad se veía gris y apagada.
Cipriano vestía un traje gris oscuro, el cabello perfectamente peinado, sin un solo hilo fuera de lugar, la barba afeitada, y su rostro apuesto seguía tan impecable como siempre. Sentado cuidadoso en el sofá con l

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