Capítulo 33
—No es que yo compre, es que te lo compro a ti. —dijo Leticia.
Marta abrió los ojos sorprendida: —¿Me lo compras?
Eduardo comentó: —No es la primera vez que te compro algo, ¿por qué te sorprendes tanto?
—Ay, pero la última vez aún la hice enojar...
—Esta vez es diferente. —interrumpió Leticia con una sonrisa: —Antes, aunque les daba algo de dinero a ustedes, siempre era con el dinero de Héctor, pero esta vez... es con el dinero que yo gané.
—¿Trabajaste? —preguntó Marta.
Leticia asintió.
Marta apretó los labios, como si sintiera una leve melancolía: —Bueno, está bien...
Su hija nunca había trabajado antes.
¿Será que no se va a acostumbrar?
Leticia sabía lo que su madre pensaba y le dijo: —Mamá, depender de alguien no es lo mejor. Solo cuando uno tiene la capacidad de valerse por sí mismo es cuando realmente tiene.
Marta asintió con firmeza.
—Tienes razón.
Leticia le escogió a Marta una pulsera de oro de 20 gramos. No era muy grande, pero costaba dos mil dólares, y no podía permitirse u
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