Capítulo 23
Una voz masculina trajo de vuelta a Carmen a la realidad.
Ella levantó la vista solo para darse cuenta de que Tomás ya se había duchado y estaba parado a unos pasos de distancia, mirándola fijamente.
Carmen se estremeció. La culpa la había puesto ansiosa. —Tomi, ya terminaste de ducharte.
—Em.— Tomás bajó la vista, ocultando el disgusto en sus ojos. —¿Necesitabas algo?
El corazón de Carmen latía con fuerza. Apretó con firmeza su celular en la palma de la mano, obligándose a calmarse.
—Em.— Carmen asintió, se levantó de la cama y descorrió las sábanas. Caminó descalza sobre la alfombra hasta llegar a Tomás y se acercó a él, susurrándole suavemente: —Tomi, vamos a comprometernos pronto. Solo estamos los dos esta noche aquí, y yo pensaba...
Tomás la miró, enojado, sin darle la oportunidad de terminar. Se inclinó para tomar un abrigo que estaba al lado y lo colocó sobre los hombros de Carmen.
—Ya es tarde y aún tengo trabajo. Deberías descansar pronto.— Los ojos y las cej
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