Capítulo 165
Al ver que los médicos y la enfermera se alejaban de la habitación, Lucía se sintió más nerviosa. Notaba que la mirada escrutadora de Rocío permanecía fija en ella, pero seguirlos habría levantado sospechas.
Lucía, sosteniendo cuidadosa el vaso de agua tibia que acababa de servir, se acercó a la cama y lo dejó sobre la mesa. Luego tomó la caja térmica de comida que estaba sobre la mesa y le preguntó, sonriendo: —¿Debes tener hambre, verdad? Preparé algo de pasta esta mañana, ¿quieres comer un poco?
Rocío respondió: —Gracias, no tengo hambre ahora.
Después de una pausa, Rocío fijó su mirada en Lucía, evaluándola con cierta cautela.
—¿Cómo debo llamarla? ¿Fue usted quien me rescató y me trajo al hospital?
—Me llamo Lucía, pero no fui yo quien te salvó, fue... —Lucía titubeó por unos minutos: —Fue mi esposo quien te rescató.
—Estábamos pasando casualmente por ese camino cuando oímos a alguien pidiendo ayuda, y entonces te encontramos en el agua. Mi esposo te sacó, pero estabas inconscient

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