Capítulo 162
Rocío seguía con fiebre alta, y los médicos también comenzaban a llegar para iniciar su jornada. Tomás apresurado llamó a un médico para que examinara a Rocío, quien por fin le administró una inyección para reducir la fiebre.
Después de una detallada consulta sobre el estado de Rocío, Tomás pudo sentirse un poco más tranquilo.
Había pasado casi toda la noche sin descansar, y su estado general era bastante deplorable; a pesar de haber tomado medicamento la noche anterior, no pudo evitar también desarrollar fiebre.
Al verlo así, el médico también le sugirió que se aplicara una inyección.
Temeroso de que afectara sus compromisos, Tomás con gusto aceptó.
El efecto no fue inmediato, y Tomás sentía frío por todo el cuerpo, sin fuerzas.
Justo al salir del consultorio del médico, se encontró con Javier.
Este llevaba dos cajas térmicas para alimentos y estaba acompañado por una mujer de aspecto amable y de mediana edad.
—Señor Tomás, ella es mi esposa, Lucía. —Javier se apresuró a presentar a l

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