Capítulo 15
Pero, para aparentar, Carmen fingió preocupación. —Después de todo, ella es tu hermana y aún es joven. ¿No te preocupa que algo malo pueda pasar?
Tomás, con la cara inexpresiva, respondió: —No tengo la obligación de cuidarla toda la vida. Es una adulta y debe ser responsable de sus propias acciones y palabras.
Carmen, satisfecha, sonrió. —Tienes razón, Tomi. No podemos consentir demasiado a Rocío. ¿Qué pasará si la próxima vez que se sienta triste decide huir de casa otra vez?
—Mmm.— Tomás no quería hablar más del tema. Cerró los ojos. —Voy a descansar un rato, avísame cuando lleguemos al aeropuerto.
Carmen ya había logrado su objetivo y no le importaba la actitud de Tomás.
De todos modos, no pasaría mucho tiempo antes de que este hombre fuera suyo por completo.
...
Al salir de la estación de policía, ya era mediodía.
Rocío rápidamente alcanzó a José, quien caminaba adelante sin decir una palabra.
—José.
José se detuvo y la miró, impaciente. —¿Y ahora qué?
Rocío
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