Capítulo 150

—En un momento traerán la medicación; no te preocupes demasiado por tu hermana, solo necesita descansar. Pero tú, noto que estás pálido. ¿Por qué no pides al médico algo para prevenir un resfriado? No queremos que caigas enfermo antes de que ella se recupere. Tomás se sentó en la silla junto a la cama, ajustó la manta sobre Rocío y respondió con voz inerte: —Está bien, gracias. La enfermera, recién graduada y con apenas seis meses en el hospital, no permitió que la frialdad de Tomás mermara su entusiasmo. Ella cerró bien la ventana y luego salió a buscar un vaso de agua caliente para Tomás, entregándoselo con un gesto amable: —Bebe un poco de agua caliente, te hará bien. Tomás hizo una pausa, tomó el vaso y lo dejó a un lado. —Mil gracias. La enfermera notó que él no bebía ni se calentaba las manos, lo que creó un ambiente algo incómodo en la habitación. Ella estaba de guardia esa noche, por lo que no podía irse. Intentó continuar la conversación: —Veo que ustedes no son de aquí. ¿A qu