Capítulo 112
Era como cuando una niña anhela dulces, los cuales durante su infancia deseó fervientemente sin poder obtener. Sin embargo, los consiguió justo cuando decidió que ya no los deseaba.
Era tan inoportuno.
Ahora, Rocío tenía en sus manos un caramelo vencido e inoportuno.
Si lo hubiera recibido cuando estaba llena de alegría y esperanza, seguramente no habría podido dormir de la emoción, habría cuidado ese caramelo con tanto esmero.
Pero no fue así.
Así que cuando Tomás expresó que no era que no le gustara, la primera reacción de Rocío no fue de sorpresa, sino de tristeza y confusión.
¿Por qué esa respuesta no llegó durante esos años en que lo había amado con tanta esperanza?
Rocío no entendía, ni quería entenderlo más. Debido a ese tonto caramelo, ya no se atrevía a probarlo de nuevo.
Su cariño por ese "caramelo" había sido erosionado gradualmente por años de rechazo, y había aprendido a soltarlo y dejarlo ir.
Rocío suspiró silenciosamente, ocultando las emociones en lo profundo de sus ojo

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