Capítulo 87
Federico frunce el ceño mientras mira hacia él, su expresión se vuelve más fría.
—Vete.
Bruno, con una expresión sombría, responde: —No seas tímido. Dime, ¿Miguel ha curado tu infertilidad?
—No,— contesta Federico con impaciencia.
Bruno dijo con decepción: —Qué pena. Ya no tengo a quién contarle esas maravillas. Pero Federico, no te desanimes, estoy seguro de que recuperarás la salud.
Le da unas palmadas en el hombro, mostrando simpatía.
—¿Qué más maravillas tienes?— Federico pregunta con tono neutro, examinándolo atentamente.
—Muchas maravillas.
Bruno levanta las cejas orgullosamente y afirma: —Maravillas que ni te imaginas.
Posee objetos que están y no están disponibles en el mercado.
Incluso tiene un cuarto de almacenamiento en su casa, exclusivo para estas reliquias, al cual ni siquiera las sirvientas tienen acceso para limpiar.
—Vulgar,— murmura Federico.
Al oírlo, Bruno muestra una expresión de disgusto y replica: —¡Todos los hombres aman el placer! No has experimentado el paraís
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