Capítulo 69
Al atardecer.
Gabriela espera el autobús después de trabajar, escuchando el retumbar de los cláxones beep beep, cuando un discreto Porsche se detiene ante ella. Se baja la ventanilla, revelando el rostro serio de Eduardo.
—Sube, te llevo a casa,— ofrece él con un tono desapasionado.
—Director Eduardo, le agradezco su amabilidad, pero prefiero tomar el autobús,— responde Gabriela con diplomacia.
Paula había mencionado antes que las relaciones entre ambas familias eran tensas.
Ella tampoco quería involucrarse más con la gente de la familia Aguilar.
—Tengo un asunto oficial que discutir contigo, hablemos en el coche,— insiste Eduardo, con una voz clara y firme, convencido de que ella aceptará la propuesta.
Gabriela, vacilante, finalmente accede y se acomoda en el asiento trasero del vehículo.
—Director Eduardo, ¿qué asunto desea tratar?
—El doctor Daniel ha evaluado tu solicitud para la planta. Tras discutirlo, hemos decidido aprobarte de manera excepcional,— Eduardo pisa el acelerador y
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