Capítulo 54
Acto seguido, escuché la voz de Daniel, fría pero con un dejo de ternura: —¿Puedes tomar alcohol?
Clara frunció los labios y miró hacia arriba a Daniel, mostrando una felicidad evidente en su rostro: —Un poco.
Luego, Clara levantó su copa y brindó con cada persona.
Cuando llegó mi turno, la sonrisa de Clara contenía un claro matiz de triunfo: —Lucía.
La observé; realmente no quería fingir con ella, pero había demasiada gente y, aunque quisiera insultarla, tendría que ser a solas.
Me levanté, alcé mi yogur al aire y choqué mi vaso en el aire, tomando cortésmente un sorbo.
Cuando la fiesta terminó, eran ya las nueve y, siendo fin de semana, algunos compañeros locales se fueron a casa y otros se disponían a pasar la noche en un cibercafé.
Finalmente, solo quedábamos Daniel, Clara, un fotógrafo del departamento de planificación y yo.
Saqué mi móvil y Clara, con fingida preocupación, me preguntó: —Lucía, ¿quieres que te llevemos?
Mientras hablaba, Daniel ya había traído el coche a
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