Capítulo 94
Adriana no prestó atención a la elección de palabras y le entregó el teléfono.
Aunque intentó no mirar la pantalla, no pudo evitar ver el nombre en la llamada entrante...
Marita.
Cuando Salvador tomó el teléfono, sus dedos rozaron suavemente el dorso de la mano de Adriana, en un gesto que, intencionadamente o no, llevaba un aire de provocación.
Adriana retiró la mano de inmediato, pero no pudo evitar que su corazón se agitara.
De repente pensó...
Este hombre era más hábil en la seducción que muchas mujeres.
Y su apariencia también podía causar problemas.
Salvador ya había contestado la llamada, y su tono, lejos de ser sarcástico como lo había sido con ella, se volvió suave: —¿Qué pasa?
La voz ansiosa de María se escuchó al otro lado de la línea: —Salvador, mi casa se quedó sin electricidad de repente. ¿Podrías venir a ver qué pasa?
—¿Llamaste a la compañía de mantenimiento?
—Lo hice, pero no contestan. Quizás ya se fueron a casa. Mi teléfono se está quedando sin batería, no conozco a n
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