Capítulo 71

Llevaba un traje caro de una marca poco conocida, y su esbelta y distinguida figura, junto con su atractivo rostro, hicieron que todos en la cafetería volvieran la cabeza para mirarlo. Susurraban entre ellos, y no faltaban palabras de asombro y elogio en sus comentarios. El hombre que atraía todas las miradas estaba acompañado por una mujer que también era imposible de ignorar, lo que hacía que el rostro de María reflejara un evidente orgullo. Adriana no sabía exactamente cómo se sentía en su interior. Rápidamente apartó la mirada y, como si nada, tomó un sorbo de café de la taza que tenía delante. La voz de Salvador interrumpió la conversación de Carolina: —¿Señora Carolina, vino a tomar café? —Sí, quedé con una amiga. —¿Amiga? Solo con escuchar esa pregunta, sin necesidad de ver la expresión del hombre, cualquiera podría notar un matiz de sospecha en su tono. Carolina, evidentemente nerviosa ante la posibilidad de que Salvador le contara a su esposo que había salido a reunirse con un