Capítulo 56
Adriana lo miró con una expresión fría:—No creas que no sé lo que estás planeando.
—Entonces dime, ¿qué estoy planeando?
—Quieres que me quede embarazada para obtener las acciones que el abuelo quiere darme, y que en la junta de accionistas te apoye. Eso lo dijiste tú mismo, ¿lo has olvidado?
El hombre respondió con otra pregunta: —¿La última vez en el hospital, escuchaste mi conversación con Marita?
Su rostro se mantuvo sereno: —Lo oí sin querer, no cuenta como espiar.
—¿Crees todo lo que digo?
—No todo, pero ¿cómo podría el presidente Salvador mentirle a la persona que le gusta? Te importa tanto que la quieres en un pedestal, ¿cómo podrías engañarla?
Salvador la miraba fijamente, sus ojos profundos.
Después de que ella terminó de hablar, él levantó la mano y apartó el cabello que le caía sobre el rostro. Sus ojos se volvieron mucho más distantes, pero también más tiernos.
El hombre la llamó en voz baja: —Señora Silva.
—¿Qué?
—Antes dijiste que te gustaba. ¿Cuándo empezaste a gustar d
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