Capítulo 105

Wálter tomó su delicada mano, deslizando suavemente los dedos sobre el dorso suave y terso de su bella mano. —¿Qué sucede? —Quiero comprar otro auto, no es conveniente para nada ir al trabajo. Los ojos de Lucía brillaron, planteando así su petición. De repente, las pupilas de Wálter se redujeron de tamaño, su mirada, inicialmente suave, se tornó preocupado. La observaba detenidamente. Decir que había cambiado, pero esa noche era como antes solía ser. Si decía que no había cambiado, pero antes nunca pedía nada directamente. Ese auto que se había estrellado, fue él quien sugirió comprarlo. Porque ella tenía inconvenientes para desplazarse, siempre usaba su auto, y eso a él le molestaba demasiado. —Se puede. —Wálter no se negó en hacerlo, dijo: —Toma mi tarjeta... Si tienes tiempo el fin de semana, te acompaño a verlo y, compramos el que más te guste. Lucía estaba asombrada. Pensaba que Wálter, como antes lo hacía, solo pagaría. Pero él dijo que la llevaría a verlo. Ella pensó por un mome