Capítulo 28

—Juli.— Mario jaló a su hermana, haciendo señas insistentes con la mirada. Julia frunció el ceño y respondió: —Lo que he dicho es la verdad. De todos modos, si me dijeran que ella es la novia de Brun, ¡no lo creería jamás! A menos que... —¿A menos qué? —A menos que se besen frente a mí, entonces lo creería. Paula, con las manos temblorosas sosteniendo la taza, miró sin darse cuenta hacia Bruno. Bruno, móvil en mano, adoptaba una postura relajada, pero claramente distraído de la conversación en la mesa, inclinaba la cabeza hacia un lado, observando algo a lo lejos. Desde su posición, podía ver perfectamente la mesa donde estaba Raquel. Ella estaba sentada sola, serena, en medio del ruidoso restaurante, pero su soledad era palpable, y su silueta de espaldas despedía una tristeza que partía el alma. De repente, la vista de Bruno fue obstruida cuando Paula se interpuso frente a él. —Brun... Paula lo miraba con ojos cargados de expectativa, incluso algo emocionada. Después de todo, la idea