Capítulo 10
”Oh, está bien. Aquí tienes”. Neville se quedó mirando a Bonnie, pues tenía curiosidad sobre lo que podía hacer.
“Necesito herramientas”.
“Están en mis habitaciones. Voy a traerlas”.
"Está bien”.
Neville no tardó en regresar con las herramientas, y Bonnie comenzó a reparar el robot del niño.
Ella lo desarmó rápidamente y lo volvió a armar con destreza después de hacer algunos ajustes.
“¡Lo hizo!”, exclamó Ged con asombro.
Mientras fijaba su mirada en Bonnie, Ivor se dio cuenta de repente de que era bastante impresionante.
Después de todo, su hermano era básicamente un profesional, pero Bonnie había descubierto cuáles eran los problemas de su robot con un vistazo.
“Ya lo reparé”, dijo Bonnie.
¿Tan pronto?
Neville miró boquiabierto el robot en la mano de la mujer. ¡Ella era increíblemente veloz!
“Oh, el chip del robot también puede ser optimizado. ¿Tienes una computadora?”, preguntó Bonnie.
Los ojos de Neville se abrieron aún más. ¿Podía incluso optimizar el chip? Debía de ser una experta.
“Vuelvo enseguida”. Neville se apresuró a subir las escaleras y regresó rápidamente. Le entregó su computadora portátil a Bonnie y se puso a su lado para observar.
Quería saber lo buena que era.
Ged se inclinó hacia ellos y vio que Ivor también se les había unido.
Bonnie conectó el robot a la computadora portátil y empezó a teclear tan rápido que sus dedos parecían borrosos.
‘¡Increíble!’, pensó Ged.
Ivor observó los dedos de la mujer moviéndose rápidamente y entrecerró los ojos.
Unos minutos después, Bonnie apagó la computadora portátil y le devolvió el robot a Neville.
“Pruébalo. Ahora no debería haber ningún problema”.
“¡Gracias!”.
Neville puso en marcha el robot con entusiasmo. No hacía ningún ruido fuerte y podía controlar su trayectoria de vuelo con precisión.
También era mucho más eficiente limpiando.
“¡Esto es genial! Eres increíble”.
Neville miró con sus ojos llenos de admiración a Bonnie.
“En realidad no es nada. Es un robot simple, así que fue fácil de arreglar”. Bonnie se sentó en el sofá y se sirvió una taza de té.
¿Simple? Por primera vez en su vida, el niño prodigio se sintió inferior.
“Eres muy hábil. ¿También comenzaste a juguetear con la tecnología desde que eras una niña?”.
Bonnie bajó su taza. “Desarmé la televisión de mi casa tan pronto aprendí a caminar”.
“¿Y después?”.
"La volví a armar”.
“¡Vaya, eso es una locura!”. Neville estaba sorprendido.
Ged se echó a reír.
Esta era la segunda vez que se reía fuertemente de algo que ella había dicho.
“Hermano, tu CI es de 200. ¿Cómo puedes creer una mierda como esa? ¡Ella solo está bromeando!”.
Neville miró a Ged como si fuera un idiota. “¿Crees que no me daría cuenta si estuviera bromeando?”.
Neville lo ignoró y se agarró al brazo de Bonnie con seriedad.
“¡Por favor, sé mi mentora! Yo también quiero convertirme en un experto en robótica”.
“Hermano, ¿qué carajos estás haciendo?”.
Ged estaba tan sorprendido que casi se atraganta. “¡I-Ivor, tu hermano está actuando extraño!”.
Ivor pasó su mirada de Neville a Bonnie.
Sabía que las habilidades de Neville eran muy superiores a las de otros niños de su edad e incluso la de muchos adultos inteligentes.
Y el chico era especialmente bueno en robótica.
Ivor no sabía mucho de robótica, pero por el comportamiento de su hermano, podía deducir que Bonnie era una experta en la materia.
De repente, Ivor recordó que Bonnie le había dicho una vez que él no era lo suficientemente bueno para ella.
Parecía que ella no había estado presumiendo, después de todo.
Pero Ivor seguía pensando que ella no estaba a su altura, aunque supiera arreglar robots.
Al ver a Neville pidiéndole que fuera su mentor, Bonnie pensó en Kay Steele, quien también la quería de maestra.
¿Por qué todo mundo tenía tantas ganas de aprender de ella ese día?
“Di que sí, por favor. ¡Te prometo que no te arrepentirás!”, dijo Neville para intentar convencerla.
Bonnie se sobó la sien. “No tengo tiempo para enseñarte nada, ¿sí? Tengo muchas cosas importantes que hacer”.
Ged negó con la cabeza. “Te la pasas faltando a clases”.
“Bueno, puede que no le vaya bien en la escuela, pero ella sí que es buena en la robótica”.
Esta era la primera vez que Ivor le hacía un cumplido a Bonnie.
Neville se desesperó al ver que Bonnie era inflexible.
“Si aceptas ser mi mentora, haré que Ivor te bese ahora”.
Bonnie se exasperó.
Ged soltó una carcajada y rodeó a Ivor con el brazo. “¡Tu hermano te vendió, hermano!”.
“Él no es mi tipo, ¿sí?”, dijo Bonnie.
Neville le lanzó a Ivor una mirada de simpatía por encima del hombro.
El normalmente calmado Ivor ya se había enojado por las palabras de Bonnie, pero en ese momento, se sintió molesto con su hermano.
“Si él no es tu tipo, ¿qué hay de mí? Puede que sea joven, pero te prometo que cuidaré bien de ti”, dijo Neville, dándose palmaditas en el pecho.
Bonnie se exasperó aún más.
“¡Oh por Dios! ¡Ahora está tratando de robarte a tu futura esposa, Ivor!”. Ged se rio.
Ivor se puso rígido y caminó hacia Neville.
“¿Ya hiciste tu tarea?”.
“Todavía no. La haré más tarde”.
“Regresa a tu habitación y no salgas hasta que la hayas terminado”.
“¡No! Ella todavía no ha aceptado ser mi mentora. Yo…”.
Antes de que Neville pudiera terminar, Ivor se lo llevó cargando a su habitación.
Ged quería seguir riendo, pero decidió no hacerlo cuando vio la expresión fría de Ivor.
Ged se aclaró la garganta y dijo: “He oído hablar de ese nuevo nanomaterial que acaban de desarrollar, Ivor. Pronto darán una rueda de prensa. ¿Tienes alguna primicia de cuándo será?”.
Ivor se sentó. “Todavía no lo han anunciado”.
Bonnie intervino: “Su anuncio está previsto para el 28 de este mes”.