Capítulo 63

—¡Si lo que quieres es eso, ve y busca a Leticia! ¡¿No es ella tu amor inalcanzable?! —¡Vete al diablo! —¡Desgraciado! —¡Dices que amas a Leticia y luego le pones los cuernos! ¿Crees que ella te perdonará? No se sabe si fue por la intensidad de su resistencia o por mencionar a Leticia, pero Alejandro no logró su propósito. La mandíbula perfecta del hombre tenía un rasguño hecho por las uñas de María. Tocándose la pequeña herida en su mandíbula, soltó un bufido y se dio la vuelta para marcharse. ¡Bang! El fuerte portazo hizo que María se estremeciera. Luego, escuchó el sonido del celular de Alejandro sonando. Después, oyó al hombre contestar el teléfono, hablando con una voz suave, —Ya voy. Poco después, dejó de escuchar la voz de Alejandro. Minutos después, uno de los autos en el garaje arrancó y se adentró en la noche lluviosa. Los faros delanteros iluminaron la noche oscura. Luego, desapareció en la fría noche de lluvia. No fue hasta que el sonido del motor del auto se desvaneció por