Capítulo 40

Si no fuera por Carli en los brazos de Alejandro, María se habría dado la vuelta y se habría ido. ¡¿Quién quiere tratar con este hombre infiel que tiene un pie en cada bote?! Sin embargo... Carli, su punto débil, estaba en manos de Alejandro, ¿qué más podía hacer ella? Aunque la cara de Alejandro era tan desagradable como un durián, María no tuvo más opción que regresar a la oficina, recoger su bolso y seguirlos en silencio. Había algo que le intrigaba: '¿No se suponía que Leticia se sentía mal?' '¿Por qué Alejandro no estaba con ella?' '¿Qué hacía tratando de impresionar a Carli?' 'Cuando alguien hace algo sin razón, suele haber una mala intención detrás,' pensó María. Alejandro debía estar tramando algo, no podía caer en su trampa. Y menos dejarse comprar con pequeños favores. Al ver que María caminaba tan despacio, Carli no pudo evitar apresurarla, —Mamá, ¿puedes caminar más rápido? Tengo mucha hambre. El pequeño había notado que su papá quería llevarlo a comer algo rico, pero su ma