Capítulo 23

Tras aquella llamada, los encuentros entre Marta y Joaquín se volvieron raros y breves, usualmente en el ascensor o en los pasillos del edificio. Siempre que él se acercaba para saludar, Marta lo ignoraba, pasando de largo como si él fuera invisible. Cada vez que la veía evitarlo así, los ojos de Joaquín se llenaban de melancolía y su ánimo caía en picado durante horas. Sin embargo, no perdía la esperanza y cada vez que se encontraban, la saludaba con una sonrisa. Por su parte, Marta continuaba con su vida normalmente, salvo por el incómodo encuentro ocasional con su vecino. El calor del verano comenzaba a ceder, y el final de su período de internado se acercaba. Comprometida con sus últimas tareas, también se preparaba para el inicio del nuevo curso académico, lo que la mantenía ocupada fuera de casa cada día. Esa tarde, al salir del trabajo y con la sensación de que el otoño se aproximaba, decidió ir de compras sola por algunos abrigos nuevos. Después de elegir y pagar por algunas pr