Capítulo 289 Cartas escritas a mano

—¿Qué buscas mirando a tu alrededor todo el tiempo? —preguntó de repente Víctor, quien había percibido la inquietud de Silvia. Silvia desvió la mirada y respondió con evasiva: —Nada. Víctor, tomando casualmente un cóctel de la mesa cercana, se lo ofreció: —Si estás esperando al presidente Ángel, seguro que vendrá esta noche. —El presidente Óscar me ha pedido que felicite a la señora Isidora. ¿Sabes dónde está? —preguntó Silvia con serenidad, rechazando su bebida—. El presidente Víctor puede hacer lo que le plazca. Víctor, luciendo herido, suspiró: —¿Por qué rechazas incluso una copa de mi parte? ¿Acaso no te agrado? ¿No soy lo suficientemente guapo? ¿O no he sido lo suficientemente diligente en cortejarte? —No entiendo por qué de repente el presidente Víctor muestra tanto interés en mí. —No deberías haber desechado las flores que te envié; incluían una carta escrita por mí. Si la hubieras leído, entenderías por qué me gustas —dijo Víctor. Silvia se detuvo un momento y se volvió hacia é