Webfic
Open the Webfic App to read more wonderful content

Capítulo 8

Lucille sonrió con desdén, cruzándose de brazos y emanando un aura poderosa. "¿Tengo que recordarles que esta casa es la herencia que me dejó mi madre? Ustedes son los que deben irse". Antes de morir, la madre de Lucille le había dejado una cuantiosa herencia, que incluía la villa Jules y el 40% de las acciones de empresa familiar. Superaba con creces el 30% de Howard y el 10% de cada uno de sus otros tres hermanos. En resumen, Lucille era la mayor accionista y la que más peso tenía en la empresa. Pero la familia Jules la reprimía y se aprovechaba de ella constantemente. Fueron muy crueles y despiadados. El semblante de Howard cambió un poco. "¿Cómo lo sabes?" "No solo lo sé, también tengo el testamento y la escritura de propiedad en mi poder. No dije nada antes por consideración a nuestros lazos familiares, pero ya que me tratan así, ¡no seré más amable con ustedes!" Dijo Lucille con desprecio. "Esta villa es mía, y si no quieren que los eche, será mejor que me hagan caso. De lo contrario, ¡no me recriminen por ser cruel!" Cuando oyeron esto, los tres se sintieron furiosos. Lucille no volvió a prestarles atención y se metió a la habitación, cerrando la puerta con fuerza. Entonces, Charles miró a Howard boquiabierto. "¡Papá! ¿Es verdad lo que ha dicho? ¿En serio mamá le dejó la casa a ella?" En ese momento, Howard suspiró con fuerza, lo cual indicaba que era cierto. La noticia no solo dejó atónito a Charles, sino que también le afectó mucho a Zoey. Lucille, a quien siempre había molestado, de repente se convirtió en la dueña de la villa. ¿Cómo no iba a afectarle? "Lo lamento", sollozó Zoey, cabizbaja. "Todo es culpa mía. De no ser por mí, no tendrían que soportar esta humillación". Howard y Charles la miraron con ternura. "No es culpa tuya, Zoey. Tranquila, no dejaremos que lo pases mal. Un día le daré una lección a esta chica sin corazón". Aunque Howard había dicho eso, tenía otro plan en mente. Lo que siempre le había preocupado era el testamento. La casa no le importaba, pero lo que más le interesaba era la participación del 40% en la empresa familiar. No, no dejaría que la rebelde de Lucille se lo quitara. ¡Tenía que descubrir la manera de recuperar las acciones! ... Dentro de la habitación. Dahlia reemplazó todo por cosas nuevas y trajo a unas cuantas criadas más para que trasladaran las pertenencias de Lucille a la habitación. Lucille permaneció de pie junto a la ventana y contempló el paisaje exterior con una expresión despreocupada. Dahlia soltó un suspiro y susurró: "Señorita Lucille, con lo que ha hecho, me temo que no se van a dar por vencidos con tanta facilidad". La familia Jules era muy problemática. El favoritismo y la pasividad de Howard hacia Zoey dejaban perplejos a los espectadores. Por otra parte, Charles era un crédulo est*pido que se había dejado engañar por Zoey y se había creído todas sus mentiras. En cambio, Bernard Jules, el hermano mayor, era frío como el hielo y no parecía preocuparse por nadie. El único sensato que trataba a Lucille con amabilidad era Yoshua Jules, el segundo mayor, pero se había ido de casa años atrás para seguir su propio camino y no había vuelto desde entonces. Por lo que, casi todos en la familia Jules habían sido engañados por Zoey y se pusieron de su lado. Lucille miró a Dahlia, quien la observaba con preocupación, y sintió una sensación de consuelo. "No te preocupes. Que hagan lo que quieran. Afrontaremos cualquier obstáculo que se nos presente". Así que, Dahlia soltó un suspiro. "¿Pero por qué ha mencionado hoy el testamento de su madre? Se suponía que era su última carta". Sin duda, Howard buscaría la forma de hacer que Lucille le cediera las acciones en cuanto descubriera que el testamento y la escritura de propiedad estaban en su poder. Lucille era una persona amable y bondadosa, no era astuta como las demás. Quizás ella... "Señora Dahlia, sé por qué está preocupada", dijo Lucille con tranquilidad. "Descuide, no me pasará nada". Dahlia miró a la chica segura e inquebrantable que tenía delante, con sorpresa y desconcierto. ¿De verdad era la misma señorita Lucille que era tan tímida y callada? ¿O es que siempre ha ocultado su verdadero yo? ¿Esta era la verdadera Lucille? En ese caso, no tenía por qué preocuparse. Dahlia suspiró aliviada. "Entonces descanse ahora, yo iré a la cocina y prepararé algo de comida para que se recupere". "Gracias, señora Dahlia". Cuando Dahlia se fue, Lucille encendió el ordenador, insertó la memoria USB y abrió el disco. Como suponía, el contenido del USB fue leído y se borraron todos los videos de vigilancia. Lucille entrecerró los ojos al sentir escalofríos. ¿Qué se proponía Joseph? ¿Le devolvió el USB y borró los videos? En el momento en que Lucille iba a llamarlo para preguntarle el motivo, el ordenador emitió un pitido de alerta. A los pocos segundos, le llegaron dos videos transmitidos a distancia. Ella se quedó mirando los dos videos, con los ojos entrecerrados. Entonces, una línea de texto apareció en la pantalla del ordenador. "¿Estabas hablando mal de mí?" Por lo que, Lucille enarcó la ceja. De repente, ella sintió escalofríos y se preguntó si Joseph había instalado algún tipo de vigilancia en su cerebro. ¿Cómo supo que ella había pensado en él? Cuando analizaba eso, apareció un nuevo mensaje en la pantalla de su ordenador. "Me has malinterpretado. Soy una buena persona. ¿Segura que no quieres disculparte conmigo?" Junto a eso había una serie de dígitos. Era el número de teléfono de Joseph. Aunque pocos tenían acceso a su número, ahora Lucille disponía de el. Ella frunció el ceño a la vez que sus dedos se movían sobre el teclado. En cuestión de segundos, el mensaje extraño desapareció. ¿De verdad esperaba que ella le pidiera disculpas en una llamada telefónica? Que siga soñando. Entonces, ella cerró el ordenador y fue a bañarse. Pero al ver su reflejo en el espejo, se quedó atónita. Tenía el mismo aspecto pálido y delicado que antes. Después de darse la vuelta, se quitó la blusa y se examinó la espalda con detenimiento. Estaba tersa y sin imperfecciones, ya no tenía la fea cicatriz que había antes. Ella volvió a vestirse, con la mirada perdida. Al parecer, la conexión entre ella y la dueña original de este cuerpo no era muy sencilla... ... Desde la última planta de la mansión Collins... En el balcón del piso más alto de la mansión, Joseph se encontraba pensativo, con la mirada fija en el teléfono que sostenía. La esperada llamada seguía sin llegar. El viento de la noche soplaba suavemente, provocando una sensación de inquietud. Culver miró con preocupación a Joseph, quien tosió un poco después de que el viento soplara sobre él. "Por favor señor, entre. El doctor dijo que no puede exponerse al viento, se enfriará". Pero Joseph se quedó inmóvil en el mismo sitio. Culver empezó a preocuparse más de lo debido cuando dijo: "Señor Joseph, ¿por qué está tan preocupado por la señorita Lucille? ¿Es porque se parece a la niña que murió hace diez años?"

© Webfic, All rights reserved

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.