Capítulo 155

Negué con frustración. —Ella debería saber de quién es el niño. Si realmente tienes curiosidad, puedes preguntarle directamente. Sofía hizo un sonido de desdén. —No tengo energía para eso. Prefiero observar a Adrián. Al escuchar su nombre, recordé que Adrián aún no había regresado. Miré el reloj en la pared y, de forma indirecta, pregunté: —¿Estás hablando conmigo porque ya terminaste el trabajo o solo estás buscando excusas para esconderte en el baño? —¿Qué dices, Carmen? ¿Acaso soy ese tipo de persona? —protestó Sofía. —Adrián ha terminado su jornada antes de lo habitual. —Oh, ¿hace cuánto tiempo que terminó? —Hace media hora. Ya estoy en casa, tirada en el sofá— dijo Sofía. Mientras hablaba, calculé el tiempo de regreso de Adrián; debería haber llegado ya. Pero no escuché ningún ruido. Tal vez se había retrasado en el camino. —¿Ustedes terminan tan temprano y no hacen horas extras? ¿Podrán completar el proyecto a tiempo? —le pregunté a Sofía. Pude escuchar a Sofía be