Capítulo 7
Carlitos recorrió toda la habitación con la mirada hasta que al final se concentró en la maleta que Silvia aún sostenía. Con un tono muy suave pero serio, le preguntó: —Mamita, ¿por qué llevas esa maleta?
Silvia abrió la boca, incapaz de encontrar una razón convincente de inmediato.
—Es el equipaje que he preparado. —intervino Diego, agachándose frente a él, su mirada al mismo nivel: —Papá tiene que viajar por unos días, y durante ese tiempo tienes que portarte bien y obedecer a mamá, ¿de acuerdo?
Carlitos sorprendido dijo: obediente —Entendido.
Diego le revolvió el cabello cariñosamente: —Eres un buen chico.
—¿Y ella quién es? —Carlitos dirigió su mirada hacia Elena.
—Ella es mi secretaria. —Diego mintió con facilidad: —Y me acompañará en el viaje de negocios.
Silvia, aun sosteniendo la maleta, apretó con fuerza, aunque mantuvo su rostro inquieto.
Diego se levantó, se acercó a ella y tomó la maleta de sus manos con total naturalidad, le dio un beso en sus labios rojos con un tono muy afectuoso: —Me voy, llámame si me extrañas, ¿sabes?
Silvia, conteniendo su malestar, respondió con una: —Ok.
—Pues entonces de acuerdo. —Diego le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, sus dedos deslizándose con suavidad hasta detenerse de forma provocativa en su lóbulo: —Espero tu llamada a mi regreso.
—Será mejor que vayas rápido, o perderás el vuelo. —Silvia lo apuró.
La presencia de él le resultaba ser repugnante en ese momento.
Solo deseaba que se fuera.
Diego percibió su rechazo y, antes de marcharse, se inclinó para darle un rápido beso en los labios, dejándola sin oportunidad alguna de rechazarlo. Cuando ella levantó la vista mostró una ira incontrolable, él ya estaba saliendo de la habitación con su maleta y Elena.
—Mamá. —Carlitos habló de repente después de que se fueron.
Silvia reprimió sus emociones y se enfrentó a él con su mejor expresión: —¿Qué sucede, cariño?
Carlitos pareció sospechar y cambió de pregunta: —Es hora de almorzar, vamos a comer primero.
—Está bien. —accedió Silvia.
Durante la comida.
Silvia seguía reflexionando sobre lo ocurrido.
¿Cómo podía mentirle tan tranquilamente a Carlitos sobre su infidelidad? Y esos dos besos, aun con otra persona presente, ¿por qué tenía que besarla?
Mientras pensaba, recordó que la maleta que él se llevó contenía todos sus documentos importantes, incluidos su identificación y pasaporte que de manera frecuente necesitaba.
Tomó de inmediato su celular y le envió un mensaje: [¿Cuándo me devolverás la maleta?]
Diego vio el mensaje pero no respondió. Casi una hora más tarde, recibió otro aviso en su celular.
Pensando que Silvia insistía, se sorprendió al ver que era un mensaje de voz de Carlitos: —Papá, dime esa señora de hoy no es tu secretaria, ¿verdad?
Diego se detuvo, sorprendido por la pregunta.
Estaba a punto de responder cuando recordó que había dicho que estaría de viaje; Carlitos no debería recibir su respuesta si en realidad estuviera en el avión.
Carlitos esperaba en su habitación.
Si su padre respondía, significaría que no estaba de viaje y que le estaba mintiendo.
Pero Diego, siendo su padre, no cometería tal error.
Mientras tanto, Silvia, después de unas horas sin respuesta, decidió llamarlo.
Apenas se conectó la llamada, antes de que pudiera hablar, la voz de Elena se escuchó desde el celular: —Diego, ya terminé de bañarme.
—Vuelve a tu habitación a descansar, tengo que atender una llamada. —La voz de Diego era baja y encantadora, llena de una ternura evidente.