Logan Bowie ni siquiera se atrevió a abrir la boca.
Harvey York le dio tranquilamente unas palmaditas en la cara y le dijo: “Si vuelvo a verte aprovechándote así de la gente. Si vas contra mí una vez más...”.
“Te mataré”.
“¡Entendido! ¡Entendido!”.
Logan asintió frenéticamente, con el rostro incoloro, como si fuera el humilde sirviente de Harvey.
Toda la multitud se quedó en silencio. Sus cuerpos estaban rígidos. No podían comprender nada de lo que estaba ocurriendo delante de ellos.
Dylan Bowie también estaba sin palabras.
Harvey lo miró con calma y le dijo con frialdad: “Te lo dije. Tu tío segundo tampoco podrá ser capaz de ayudarte”.
“Pregúntale si se atreve siquiera a decir una sola palabra”.
Dylan se sintió extremadamente reseco. Deseaba con todas sus fuerzas salirse de aquella situación.
Incluso una figura tan prominente de la familia Bowie fue abofeteado en la cara por Harvey.
¿Qué más podía decir Dylan entonces?
Esto era simplemente vergonzoso...
Harvey se limpió l