Capítulo 14
Gonzalo se levantó y caminó detrás de Cristina. Bajó la cabeza a su oído, oliendo el aroma crujiente y medicinal de su cuerpo.
—Creo que no asesinarías a su propio marido —Gonzalo dijo.
Se inclinó demasiado, por eso, su cálido aliento roció justo la oreja de Cristina.
Este era un punto sensible para ella.
—No defraudaré a Sr. Navarro —Cristina le contestó.
Gonzalo creía que era tan bonito al mirar su peque?o movimiento.
Esta mujer que anoche era salvaje y alocada pero hoy se veía linda y suave.
Realmente le gustan todas partes de ella.
Cristina volvió siendo sostenido en los brazos de Gonzalo y durmiendo esa noche.
Como una gata, permitiendo que Gonzalo hacía todo lo que quería.
***
A la ma?ana siguiente, Cristina se separó del abrazo de Gonzalo y salió a hacer ejercicio.
Escuela de Medicina no solo tenía conocimientos médicos, sino también de veneno y ense?aba antiguas artes marciales.
Si no hubiera confiado demasiado en Ernesto y Clara, no habrían podido matar a Isabella
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