Capítulo 70

—¡Presidente Bruno! —intentó levantarse Raquel, pero al ponerse de pie, sus piernas se debilitaron y, sin poder evitarlo, cayó de nuevo en el asiento. Bruno acababa de ducharse y vestía una camisa con los dos primeros botones desabrochados, dejando entrever su piel teñida de un suave tono rosado. Al salir, olfateó el aroma en el aire y presintió que algo no iba bien. Al ver a Raquel en ese estado, tomó el abrigo que estaba sobre la cama y dijo: —Salgamos, deja esta habitación. —Está bien. —respondió Raquel, aunque sus piernas estaban tan débiles que no lograba levantarse. Luchó durante un buen rato y, cuanto más se apuraba, menos fuerza parecía tener. Bruno, al verla, se acercó y se agachó frente a ella. —¿Puedes levantarte? Raquel mordió su labio, lo intentó una vez más y negó con la cabeza. —No puedo... Bruno no dijo nada más, extendió sus brazos y la levantó. Raquel se encontró en sus brazos, ligera y sin esfuerzo alguno. Al oler su fragancia, Raquel sintió la boca seca y su corazón