Capítulo 122

Bruno se dio una ducha fría que poco a poco aplacó el fuego interno que sentía. Sin embargo, al acostarse en la cama, todavía podía percibir un ligero aroma a flores en el aire, y la imagen de Raquel invadía su mente sin permiso. Ella era delicada, con una frente amplia y rasgos finos; sus mejillas, apenas del tamaño de una palma. A pesar de medir 1,75 metros, era tan delgada que Bruno pensaba que podría desmoronarla con una sola mano. A la mañana siguiente, Bruno abrió los ojos de golpe. Tenía el ceño fruncido; nunca antes había sentido un deseo sexual tan intenso. Ese deseo, que Paula, con quien había compartido una noche de pasión, no lograba satisfacer, había sido provocado por una empleada que parecía inofensiva. El sentimiento en el sueño fue tan real, que casi parecía haber sido verdad..... — sa mañana, Raquel vomitó intensamente. Al salir del baño, Clara estaba sentada en la cama, mirándola fijamente. Raquel frunció el ceño mientras pasaba frente a la cama de Clara y