Nadie puede marcharse

Sentado nuevamente en el pequeño escritorio en la oficina del presidente de D.S Corporations, Savannah Lea sintió que era irreal. Realmente no entendía por qué inexplicablemente regresó a la oficina del presidente. Lo que fue más extraño fue que Savannah descubrió que Callan Handerson en realidad había entrado al salón y no se había ido. Con el horario en la mano, Savannah llamó a la puerta del salón. "Adelante." Era la voz baja y ligeramente ronca de Callan. "Presidente, este es el programa de hoy... ¡Ah!" Savannah abrió la puerta de un empujón y entró. Antes de que terminara sus palabras, de repente se dio la vuelta y se cubrió los ojos con las manos. Ella gritó: "¿Por qué no dijiste que no llevabas ropa? ¡Me dejaste entrar!". Callan acababa de salir del baño y quitarse la ropa sucia. En este momento, no vestía nada más que una toalla de baño suelta alrededor de su cintura, que apenas cubría la parte más íntima de su cuerpo. Pero aun así, su figura perfecta era suficiente para hacer