Capítulo 34
José frunció el ceño al mirar a la recién llegada. —Tía, el resultado del asunto aún no ha salido; no deberías sacar conclusiones precipitadas.
Siempre había pensado que Inés era muy agradable con la familia, y que nadie en casa debería desagradarle.
Sin embargo, ahora parece que no es así.
Al oír esto, una chispa de sorpresa cruzó los ojos de la mujer, como si no esperase que José defendiera a Inés, pero continuó hablando sin parar:
—Jos, no hay cámaras en el jardín, la única extranjera presente era ella, ¿quién más podría ser?
—Además, lleva tres años casada con nuestra familia García y todavía no ha quedado embarazada; quién sabe... quizás está celosa de Nancy, que tuvo un hijo, y por eso se atrevió a hacer tal cosa...
José, mostrando un gesto de desagrado, la interrumpió: —Te llamo “tía” como un gesto de cortesía y respeto, no como una excusa para que critiques a Inés a voluntad.
—En la familia Pérez, ¿no eres también una extranjera? ¿Qué derecho tienes entonces... para hablar así
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