Capítulo 26
—Está bien, te lo diré: esa foto fue tomada hace cuatro años en una cena benéfica, ¿de acuerdo?
Una sonrisa de satisfacción se dibujó en los labios de José. —¿Me tomaste una foto a escondidas?
Inés no lo negó. —¿Quién no se ha sentido deslumbrado por alguien en su juventud?
José soltó una pequeña risa y afirmó con seguridad: —Inés, te casaste conmigo porque te gustaba.
Inés, como si hubiera escuchado el chiste más grande del mundo, se rió con desdén:
—¿Y qué si fue así? Lo que fue, fue. Ahora... ya no me gustas.
Tres años de matrimonio ya la habían dejado exhausta, sin ganas de seguir anhelando el amor.
José no dijo nada más y cambió de tema:
—Mañana por la mañana vendré a buscarte para ir juntos a Casa García.
—Asegúrate de vestir adecuadamente, no quiero quedar mal.
José insistió en el recordatorio.
Las reglas de la familia García eran estrictas, y aunque Inés solo fuera la esposa de José de nombre, debía cumplirlas y no podía deshonrar la imagen de Señora García.
Durante los últimos
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