Capítulo 34
Clarissa estaba tan nerviosa que todo su cuerpo estaba muy tenso.
Sin embargo, Anderson ya no quiso hacer nada más.
Lo único que hizo fue ponerse su pijama para acostarse junto a ella. Luego la envolvió en sus brazos para cubrirla desde su espalda hasta sus brazos.
La espalda de Clarissa se había puesto muy rígida.
El aire estaba cubierto de un leve aroma a pino, lo que hacía que Clarissa pudiera oler ese rico aroma sobre la almohada.
Aparte de eso, ella sentía calor sobre su espalda, sentía que estaba rodeada de agradables aromas; además, de sentirse presa entre los brazos de Anderson.
Afortunadamente, él era un hombre de palabra.
Lo que sucedía es que ella no estaba acostumbrada a que él la abrazara de esa manera, por lo que él ya no hizo ningún otro movimiento.
A pesar de que Clarissa tenía mucho sueño, al principio se obligó a seguir despierta. Pero, al escuchar la respiración constante de Anderson, ella empezó a sentir sueño y en minutos se quedó dormida.
Cuando se despertó, ya er

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