Capítulo 7
Bonnie lo esquivó con rapidez y conectó un puño en el pecho del hombre.
Milo se tambaleó hacia atrás y la miró con sorpresa.
El parque estaba tan silencioso que uno podía escuchar un alfier caer al suelo.
“¡Qué buen puño!”, gritó Orson con emoción.
Scott la miró con la boca abierta, estupefacto.
Los otros ancianos tampoco podían creer lo que veían.
Ellos habían tenido peleas de práctica entre ellos, ¡pero Bonnie había aplicado sus técnicas en una pelea real!
“¡Es imposible! ¡Solo debe ser un golpe de suerte!”.
Kay no podía creer que una joven como Bonnie pudiera superar a Milo.
¡Su abuelo lo había escogido de entre los mejores peleadores, después de todo!
“Milo, ¿qué estás esperando? ¡Ataca!”.
“¡Sí, señora!”. Milo recuperó la compostura, dio un paso rápido al frente y le lanzó un golpe a su oponente.
Bonnie lo bloqueó y conectó un rodillazo con su rodilla izquierda en la caja torácica del hombre.
Milo soltó un fuerte gruñido de dolor.
Los ancianos soltaron gritos ahogados.
“¡Ese rodillazo debió doler un montón!”.
Milo gruñó con los dientes apretados y se lanzó sobre Bonnie.
Pero sin importar qué tanto lo intentara, no pudo pegarle ni una vez.
Al final, Bonnie lanzó una patada giratoria que tiró a Milo al suelo.
Milo sentía que todos sus músculos dolían y no era capaz de levantarse.
Todos se quedaron boquiabiertos.
Orson se acercó a Bonnie. “¿Puedo saber tu nombre?”.
“Soy Bonnie Shepard”.
Ella añadió: “No soy una experta en kickboxing. Solo lo practico por diversión”.
¿Qué rayos?
Orson se asombró, pero entonces recuperó la compostura y miró a Kay.
“Discúlpate con la señorita Bonnie”.
Kay se quedó en silencio.
Orson frunció el ceño. Pensó que Kay estaba siendo testaruda.
De repente, Kay se acercó a Bonnie y estiró las manos hacia esta con seriedad.
“¡Por favor, enséñame a pelear como tú, señora!”.
Esto tomó por sorpresa a Orson. ‘¿Eh?’.
Bonnie se sorprendió cuando vio la mirada de admiración en los ojos de Kay.
“¡Quiero ser como tú!”.
Ella se había convertido en la fan número uno de Bonnie.
A ella le gustaban las películas de superhéroes y deseaba ser como la Mujer Maravilla y la Viuda Negra.
Es por esto que terminó fascinada cuando vio a Bonnie vencer a Milo como si nada.
Bonnie miró la hora y vio que ya eran las 8:00 a.m.
Se le había hecho tarde para ir a la escuela.
“Si estás interesada en aprender kickboxing, puedes hacer que cualquiera te enseñe. Ya tengo que irme”.
Ella se dio la vuelta y se fue.
Kay se quedó mirándola y le dijo a Milo: “Haz que alguien la investigue, pero no dejes que ella se entere ni le causes problemas. Y necesitas tratarla con respeto la próxima vez que la veas, ¿de acuerdo?”.
***
Bonnie no se dio cuenta de que Kay la comenzaría a investigar. Cuando llegó a la escuela, ya eran las 8:15 a.m.
El señor Ríos, el profesor de matemáticas, estaba furioso. Él fulminó con la mirada a Bonnie cuando esta llegó a la puerta.
“¡Llegaste tarde a mi clase de nuevo! ¿Acaso mi clase no es lo suficientemente buena para ti?”.
Un estudiante levantó la mano. “No creo que ella lo haya hecho para hacerlo enojar, señor Ríos. Ella siempre llega tarde a las otras clases también. ¡A veces se ausenta por días incluso!”.
Pero esa información no hizo sentir mejor al señor Ríos.
“Estás lo suficientemente crecida para saber que deberías tomarte en serio la escuela, Bonnie”.
“¿Cómo piensas graduarte de la secundaria si sigues actuando así? Si fuera tu papá…”.
“¿Puedo entrar ya, señor Ríos? He estado de pie aquí por dos minutos”.
Bonnie le lanzó una mirada a su silla.
El señor Ríos estaba furioso, pero no podía castigarla físicamente.
Por lo que intentó otro método.
“No te sientes aún, Bonnie. Resuelve el problema en el pizarrón”.
El sistema de ecuaciones con dos variables no era muy complicado, pero tampoco era muy sencillo. Él pensó que una mala estudiante como Bonnie nunca sería capaz de resolverlo.
“Bien”. Bonnie tomó la tiza y escribió la respuesta sin dudarlo.
"Listo”.
El señor Ríos abrió por completo los ojos.
La respuesta era correcta.
¡Ella debió dar con la respuesta correcta por suerte!
“Resuelve todas las otras preguntas”.
Él estaba convencido de que Bonnie no podría resolver todos estos problemas matemáticos.
Bonnie los miró y frunció el ceño.
El señor Ríos sonrió con desdén.
“¿Qué pasa? No puedes resolverlos, ¿eh? ¡Es por esto que no debes llegar tarde a la escuela ni saltarte las clases!”.
“No es eso”. Bonnie tomó la tiza de nuevo y resolvió todas las ecuaciones sin pensarlo.
Ella respondió cinco preguntas correctamente.
El señor Ríos estaba exasperado. “Si sabes cómo resolverlas, ¿por qué dudaste?”.
“Porque eran muy sencillos. Responderlos solo era una pérdida de tiempo”, respondió Bonnie con sinceridad.
El señor Ríos sintió que su presión sanguínea aumentaba. “De acuerdo, ya que piensas que los problemas eran muy sencillos, ¿por qué no intentas resolver este? Si no puedes, ¡te enviaré a detención!”.
Él entonces escribió un problema difícil en el pizarrón.
Algunos estudiantes lo reconocieron.
“Ese parece el problema de las olimpiadas de matemáticas. Lo estudiamos en el club de matemáticas, pero nadie pudo resolverlo”.
“¿Cómo se supone que Bonnie lo resuelva?”.
"¿Acaso no escuchaste lo que ella dijo? Si fuera el señor Ríos, también estaría enojada”.
“¡Bonnie se lo buscó!”.
De repente, mientras los estudiantes murmuraban entre ellos, el señor Ríos se quedó mirando boquiabierto el pizarrón.