Capítulo 94
Amelia se mostraba serena, esbozando solo una leve sonrisa: —Es muy cierto.
Tras terminar todo, oyó de nuevo la voz de Rosa, que murmuraba: —Gracias. —Su voz era baja y claramente forzada.
Después de todo, Rosa había insultado a Amelia justo antes.
Amelia simplemente sonrió y respondió con cortesía: —No hay de qué.
Ignoró la incomodidad de Rosa y se dirigió hacia Tomás.
Amelia se paró frente a Tomás, quien parecía incómodo y evitaba su mirada, sin pronunciar palabra.
Ella se mantuvo imperturbable y se acercó a Tomás, levantando su mano.
En el instante en que retiró la aguja de plata, Tomás se quedó estupefacto, sorprendido, lleno de desconcierto.
¿Por qué se sentía mucho más aliviado que antes? Su cuerpo se sentía más ligero.
Solo el brazo que había mantenido elevado sentía algo de dolor.
Miró por instinto hacia Amelia, quien seriamente guardaba las agujas de plata.
Fuera de la sala de hospital.
Lorena, con el rostro lleno de ansiedad, sostenía a Raquel en la puerta, anhelante de saber

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