Capítulo 57
Las personas afuera ya empezaban a impacientarse. Solo Sergio se apoyaba junto a la ventana del pasillo, con una expresión aún más serena que antes.
Cuanto más tiempo pasaba sin escucharse ningún ruido, más seguro se sentía.
Estaba convencido de que Amelia estaba a salvo.
Sergio observaba a Arturo e Isabel caminar de un lado a otro frente a él, y también se mostraba algo fastidiado: —Jefe Arturo, descanse un poco. Creo que esto más tiempo del planeado.
Arturo e Isabel tenían los rostros llenos de preocupación. ¿Cómo podrían quedarse tranquilos?
Mientras tanto, dentro de la habitación, sobre la cama, Javier mantenía la postura de querer atacar a Amelia, sufriendo no solo una picazón intensa, sino también el dolor de la mala postura que tenía.
Grandes gotas de sudor caían por su frente. ¡Aquel sufrimiento era casi peor que la muerte!
Ya no pudo resistir más y empezó a parpadear desesperadamente, suplicando misericordia a Amelia.
Pasó una hora y quince minutos.
Amelia por fin levantó la m

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