Capítulo 100
Sergio bajó las piernas y se levantó de la silla: —Te enviaré los detalles del itinerario más tarde, y por cierto...
Hizo una pausa, luego sonrió pícaramente: —Eh, ¿has conseguido un auto nuevo? Si es así, ¿puedo manejarlo?
Amelia se quedó sin palabras.
Al parecer, Sergio la había catalogado como una aficionada a los autos.
Respondió sin rodeos: —No.
Con esa respuesta, Sergio se desinfló por completo y se dejó caer nuevamente en la silla: —Está bien, entonces estarás ocupada. Más tarde te envío todo.
Había visto a Amelia conduciendo autos impresionantes y pensó que en estos últimos tiempos se había vuelto fanática de ellos.
Parece que pensó demasiado.
Amelia respondió con tranquilidad: —Mm, gracias por encargarte de eso.
Aunque Amelia no se ocupaba personalmente de esas gestiones, sabía de lo problemáticas que podrían llegar a ser.
El rostro joven de Sergio se iluminó con una sonrisa. Se pasó una mano por el cabello desordenado y dijo, con un tono algo descarado: —¿Qué tan difícil pued

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