Capítulo 96
—¿Hmm?
Los ojos de Ricardo se abrieron de golpe, llenos de una amenaza palpable.
Raúl, sintiéndose intimidado, miró de nuevo a Alberto, cuyo semblante permanecía firme, sin mostrar el más mínimo atisbo de compasión.
Raúl sabía que no tenía elección; tenía que lamer ese escupitajo.
Con lentitud, Raúl se acercó al Maybach, se inclinó y sacó la lengua hacia el escupitajo, con una expresión de asco absoluto, como si estuviera a punto de comer excremento propio.
—Ugh...
Cuando su lengua tocó el escupitajo, uno de los presentes no pudo evitar vomitar.
Ricardo también frunció el ceño al ver la escena, pero no lo detuvo. En su interior, se sentía complacido y satisfecho.
El subdecano Tomás había estado moviéndose mucho últimamente, tratando de ganarse a los superiores, y llevaba medio año colocando a su gente en distintos departamentos. Ricardo sabía bien cuáles eran sus intenciones.
Esta era una oportunidad perfecta para darle una lección a través de Alberto.
Raúl solo era el aperitivo.
Ra
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