Capítulo 55
—De acuerdo.
Rubén le dijo a Hugo:—Por ahora así está bien, nos vemos.
Diciendo esto, Rubén saludó con la mano y siguió al hombre de mediana edad hacia el salón privado interior.
Aunque conseguir una mesa en Casa del Asado no es fácil, depende de quién venga a cenar. Alguien como Rubén, una figura importante, siempre tiene mesa disponible en cualquier momento.
¡Eso es tener clase!
Esta escena, naturalmente, fue vista y escuchada por Beatriz. El responsable de comisaría de policía saludándolos, ¡qué gran honor!
Al volverse a ver al hombre que su hija había encontrado, ¡vaya cosa, un recluso de reforma laboral!
Compararse con otros, ¡es para morirse de la envidia!
—Hugo, a partir de ahora tienes que esforzarte mucho, en el futuro nuestra familia dependerá de ti para mantener la dignidad.—Pilar sonreía de oreja a oreja, estaba muy contenta.
—No se preocupe, mamá, haré mi mejor esfuerzo...
Hugo asintió con fuerza y aprovechó para abrazar la delgada cintura de Silvia, mirando a Alberto con
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