Capítulo 35
—¡Maldita sea, tenías una carta bajo la manga para hacerme quedar mal! ¡Vas a ver lo que te espera!
Manuel colgó el teléfono de un golpe.
—Alberto, ¿cómo convenciste a Manuel? Hace un momento me llamó el departamento de finanzas y me dijeron que ya se había pagado el dinero.
Antes de que Alberto subiera al coche, Lourdes ya lo estaba preguntando, más incrédula que nada.
Duzentos mil dólares no era mucho, pero Lourdes llevaba meses intentando sin éxito.
—No tengo ni idea.
Alberto fingió sorpresa.—Hice lo que acordamos. Fui con una botella de vino y le pedí disculpas sinceramente al Presidente Sánchez. Luego nos sentamos a hablar como hermanos y resultó que nos llevamos bastante bien.
—Mira, si hasta me devolvió el vino. En realidad, el Presidente Sánchez es buena persona.
—¿De verdad?
Lourdes no lo creía.
—¿Por qué no se lo preguntas al Presidente Sánchez?
—Olvídalo, eres increíble. Ya es hora de comer, vamos, te invito a almorzar.
Lourdes obviamente no iba a preguntarle a Manu
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