Capítulo 197
—¡Alberto, Alberto, espera, por favor, espera!
Marco, junto con su esposa, corrieron tras él. Marco, que era bastante corpulento, corría haciendo que toda su carne temblara.
—¡Señor Alberto!
—¡Doctor Alberto, espera!
Francisco también dejó a un lado su dignidad y, trotando, logró hacer que Alberto bajara del coche.
Sin embargo, Alberto no les prestó atención a Francisco y su esposa Ana. Su habilidad médica era excelente y tenía que mantener su dignidad. No es que quisiera hacerse el interesante, pero un médico no debe suplicar para ofrecer sus servicios; cuanto más se muestre dispuesto, más parecerá un charlatán.
Pregúntate, ¿alguna vez ha aceptado dinero de alguien por curar y salvar vidas?
¿A quién ha engañado?
—Marco, ¿hay algo más?
Alberto miró a Marco con una expresión calmada y distante. Aunque vestía ropa sencilla, su altura y la forma en que se mantenía de pie con las manos detrás le daban un aire de misterio y profundidad.
—Alberto...
Marco estaba un poco aturdido y nervioso,
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