Capítulo 158
—Uf, quítate los pantalones.
Alberto lo recordó de nuevo.
—......
Teresa no respondió, solo que su rostro se puso rojo al instante, hasta las orejas, y deseaba con toda su alma encontrar un agujero en la tierra y meterse en él.
Pero, para curar su "incompletitud", Teresa solo podía obedecer.
Teresa tenía una figura muy buena, no era de esas con caderas voluptuosas y cintura estrecha; tenía un poco de grasa en la cintura y el abdomen, pero debido a su piel blanca como la nieve, esa carnosidad la hacía aún más atractiva, provocando un mayor deseo de posesión.
Y sobre su abdomen, aunque no se había quitado la ropa interior, aún se podía notar que sus pechos no eran pequeños, apretados en el centro, creando una seductora opulencia, que temblaba ligeramente con el más mínimo movimiento de su cuerpo, volviendo loco a cualquiera.
Después de quitarse los pantalones, Teresa, tras una breve reflexión, finalmente se preparó para quitarse la última capa de ropa interior...
—¡Eh, qué haces?
Sin emb
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