Capítulo 68
Cuando Alejandro recibió la llamada de Leticia, pensó que era María.
Sin siquiera mirar quién llamaba, preguntó directamente, —¿Dónde estás?
Su tono, además de ser severo, estaba cargado de una profunda insatisfacción, mostrando un comportamiento poco usualmente amigable.
Leticia, al escuchar la voz molesta de Alejandro, pensó que era contra ella, quedándose atónita.
Después de un momento, respondió con voz llorosa, —Ale, ¿qué pasa? ¿Hice algo mal? —dijo, sollozando suavemente.
Alejandro, ya inquieto, frunció el ceño al escuchar sus sollozos.
—¿En serio? ¿Dije una sola palabra y ya estás llorando?
No entendía qué había hecho mal para hacerla llorar.
Incluso le molestaba esa actitud infantil de Leticia de llorar por cualquier cosa.
—¡No dije nada malo!
Intentó explicar, pero Leticia ya había colgado el teléfono.
Alejandro miró el teléfono colgado, aún más confundido.
'¿Acaso dije algo tan terrible?'
El abuelo le había pedido que buscara a María. Después de buscarla sin éxito, decidió
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