Capítulo 61

Encontrarse con la persona equivocada. ¡Maldita sea, cómo pudo estar tan ciega hace años para enamorarse de este imbécil! Alejandro Fernández parecía haber leído sus pensamientos. Mirando su carita enrojecida por la furia, no pudo evitar recordar las veces que la había dominado en la cama. Un calor recorrió su cuerpo, secándole la garganta. Quería... quería volver a empujarla en la cama, abusar de ella hasta que no pudiera más, verla llorar y suplicar. —María, el abuelo te quiere tanto, ¿y tú quieres pedir el divorcio mientras él está enfermo? ¿Quieres aprovecharte de su enfermedad para matarlo? ¿Acaso tu conciencia se la comieron los perros? —Si te atreves a ignorar la salud del abuelo y hacerle daño, no me culpes por ser cruel contigo. —Ya habíamos acordado que esperaríamos a que su salud mejorara antes de hablar del divorcio. No seas traidora. Ese calor interno se intensificaba, quemándolo por dentro, haciéndolo desear tenerla ahí mismo, en el suelo. Si no fuera por la maleta con