Capítulo 50

El crepúsculo se volvía denso y la noche, tranquila. Las luces de la calle se encendieron y entonces se notó que había comenzado a llover nuevamente. A Leticia le desagradaban mucho estos días lluviosos. Debido a su ubicación geográfica, Ciudad del Río tenía un clima incómodo, ni del sur ni del norte. Cada vez que llegaba una ola de frío, Ciudad del Río se volvía extremadamente fría, con una humedad que calaba hasta los huesos. Lo peor de todo era que Ciudad del Río no tenía calefacción. En invierno, si estabas en casa, podías usar el aire acondicionado para calentarte o el suelo radiante. Pero si salías, solo podías confiar en tu propia fortaleza. Ella detestaba este clima. Mirando las gotas de agua en la ventana, se sentía un poco deprimida. Alejandro le había prometido que, después de ver a su abuelo, vendría a estar con ella. La situación ahora era: Alejandro fue a verla después de visitar a su abuelo y llamó a un médico para ella. Pero, después de eso, no había vuelto, ni hasta a