Capítulo 426
Mientras tanto, Neil seguía llamando al teléfono que había utilizado Silvia. Desgraciadamente, lo único que recibía era la voz mecánica de una mujer diciendo que sus llamadas no podían ser atendidas. Al final, la voz le dijo que el teléfono estaba apagado.
Ada tembló de miedo ante su mirada gélida. Agachó la cabeza y no se atrevió a decir nada.
Cuando se dio cuenta de que él estaba cada vez más disgustado, dijo con la voz temblorosa: “Neil, no lo hice a propósito. Tu teléfono no paraba de sonar, por eso lo contesté por ti. Pero quien llamaba colgó sin decir palabra alguna”.
Neil la miró fríamente y gritó: “¡Fuera!”.
Ada se amedrentó. Al ver que Neil estaba furioso, se quedó callada y se levantó rápidamente para marcharse.
Una vez que la habitación se sumió en el silencio, Neil apretó los puños con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. Su mirada estaba llena de arrepentimiento.
Si hubiera llevado el teléfono consigo mientras se bañaba, no habría perdido la llamada.
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